Una abuela de sesenta y seis años que ponía cannabis en los pasteles que vendía a su círculo de amigos ancianos ha logrado escapar de la cárcel, pero pagará una multa.
Patricia Tabram, vecina de la localidad de Humshaudh, en Northumberland, se aficionó a esa droga el año pasado y comenzó a utilizarla en toda su pastelería.
Sorprendida por el alivio que el cannabis suponía para sus dolores y achaques, la abuela quiso hacer partícipes de sus efectos benéficos también a sus amistades, que tienen una edad de setenta y cinco años.