Rogelio Aníbal Tuñón, el dueño de la discoteca Don Pirry, fue sepultado ayer. El sepelio del perredista acribillado a tiros en la madrugada del domingo, en calle 11 de Parque Lefevre, fue en el Cementerio Amador tras una misa en la Basílica Menor Don Bosco.
Tuñón, de 41 años, era supervisor en la Dirección Municipal de Aseo y también laboró en el MIVI.
Los estamentos de seguridad no quieren hablar de ese crimen y esquivan las preguntas que se formulan en torno al móvil. Es un caso muy caliente, se limitan a decir. A Rogelio no le robaron cuando fue ultimado de tres tiros.