Poner a Dios en primer lugar significa no confundirlo con instituciones políticas, con tendencias económicas o con clases sociales. En la antigüedad, sucedía que el Cesar romano era emperador y al mismo tiempo se creía divinidad. Y cuando Jesús dijo: "Den a Dios lo que es de Dios y al Cesar lo que es del Cesar", estaba separando a la institución política imperial de Dios. Dios está por encima de lo político, de lo económico y de lo social. Ciertamente, Dios está presente en la Iglesia y vive en la Iglesia; pero también trasciende la Iglesia. El está en todas partes, en todo lugar. Está donde exista un ser humano. Dios supera todo y está por encima de todo y de todos.
Tampoco debemos confundir a Dios con gente que manipula usando su nombre en vano. Curiosamente, Jesús fue asesinado en el nombre de Dios y en el nombre de Dios lo pusieron en una cruz, pues decían los fariseos que El se hacia pasar por Dios y que era un mentiroso y que por eso había que matarlo para defender a Dios. Paradójicamente, matan al hijo de Dios defendiendo el nombre de Dios. Todo aquél que use el nombre de Dios para enriquecerse, para ganar influencia o aparentar que es bueno y ocultar sus maldades, se convierte en "lobo con piel de oveja".
Respetar y poner a Dios en primer lugar significa aceptar de El todo lo que nos dé y lo que permita que ocurra en nuestras vidas, sabiendo que todo tiene un sentido y un por qué según su plan de salvación. Rebelarse y cuestionar sus designios es querer ocupar su lugar. En el cielo sabremos porqué nos ocurrió esto o aquello, y es de sabios aprovechar cualquier circunstancia en la vida para perfeccionarse. Para eso nacimos, para crecer integralmente, glorificando el nombre de Dios con una vida que cada vez sea más santa. Nacimos para "ser perfectos como nuestro Padre lo es", de manera gradual y sin límites, y aún en el cielo seguiremos creciendo en amor y en alegría, siempre plena, pero cada vez más, ya que el misterio de Dios contemplado y adorado no se agota, siempre es nuevo. Recuerde que lo que realmente importa es la perfección que nace de dentro hacia fuera, y que tiene que ver con la intensidad de nuestro amor, la fortaleza ante las tentaciones y adversidades, la paz y el control de nuestras emociones, la misericordia y el respeto a los demás, y por supuesto el cuidado del cuerpo como templo de Dios.