Jair Mendoza, de 23 años, hoy muerto, tenía sus días contados. Mendoza, quien perdió la vida la noche del pasado miércoles, cerca de su residencia ubicada en el sector de El Hueco, en Cerro Batea, San Miguelito, está sin resolver.
La víctima fue ultimada de dos impactos de bala que entraron en el costado izquierdo y hombro izquierdo.
De acuerdo con los padres de Jair, éste había dejado de andar por "malos pasos" y estaba trabajando en la empresa Adisa "desde hacía buen tiempo", pero eso no valió y lo mataron.
Al parecer, en reiteradas ocasiones el sobrino del subdirector de la Policía Nacional, Juan Antonio Cerezo, dijo que lo iba a matar.
Se trata de "Pipo Cerezo", un menor que supuestamente tiene en su hoja de vida tres asesinatos contando el deceso de Jair.
Ese chico supuestamente está prófugo de la justicia. "Él, días atrás se evadió del Centro de Custodia de Tocumen, para menores", dijo una fuente.
Otro de los implicados en el homicidio es un tipo de mote "Tito".
De acuerdo con los moradores, "Pipo Cerezo" y "Tito" recibieron ayuda de un enfermo de la droga apodado "Alí", éste está bajo arresto en la Subestación de Policía de Santa Marta.
LOS INVESTIGADORES
Los organismos encargados de brindar la seguridad en el lugar, alegan que la defunción de Jair obedece a viejas rencillas que la víctima tenía con sus asesinos.
En pocas palabras se trata de bandas rivales que todavía no han limado asperezas.
Esa versión fue negada por el hermano del difunto, quien aseguró que su hermano no estaba tirando bala.
José Francisco Walker, de 37 años, el otro herido en el tiroteo, se encuentra estable.