Juan Pablo II está muy grave. Ayer recibió la extremaunción, un sacramento se le da a los moribundos y enfermos muy delicados. El Papa viajero está a punto de emprender su travesía más importante: el viaje hacia la casa de Dios.
El estado de salud del Pontífice de 84 años, empeoró debido a una afección urinaria que desembocó en una fiebre alta, pero su situación se ha "estabilizado" tras una terapia antibiótica.
El Pontífice había recibido en 1981 los santos óleos cuando el turco Ali Agca le disparó en la Plaza de San Pedro. En círculos cercanos al Vaticano, también se maneja la posibilidad que sufra una septicemia. Esta infección es potencialmente mortal.
El Santo Padre sufre el mal de Parkinson y es alimentado mediante una sonda nasogástrica. Semanas antes, fue hospitalizado por problemas respiratorios en dos oportunidades distintas.
Además, el Papa no puede estar de pie ni caminar debido a problemas de cadera y rodillas. En 1992, se le operó para extirparle un tumor benigno del colon. Cuatro años después, se le extirpó el apéndice.
Lo que nos queda es orar por este gran hombre. Siempre estaremos en deuda con él.