El debate moral, médico y jurídico que presupone la práctica de la eutanasia para pacientes terminales se recrudeció en todo el mundo a raíz del caso de Terri Schiavo, la estadounidense que pasó 15 años en estado vegetativo y que murió 13 días después de que se le desconectara del tubo que la alimentaba e hidrataba.
En Panamá, Critica obtuvo opiniones religiosas y profesionales sobre el tema y sobre las implicaciones que podrían generarse.
El arzobispo de Panamá, Monseñor José Dimas Cedeño, reiteró la posición de la Iglesia Católica, opuesta a la eutanasia.
"La vida es un don de Dios y hay que defenderla", dijo Monseñor tajantemente.
Para el criterio científico del médico de urgencias Lázaro Achurra, la desconexión de la sonda alimenticia de Terri Schiavo fue un caso de "mala praxis" en medicina, ya que la paciente no sufría de muerte cerebral, que es una condición necesaria para autorizar la eutanasia.
"Esto podría dar pie a que otras personas en el mundo decidan la muerte de familiares inválidos que realmente no reunen el cuadro clínico que amerita una eutanasia", dijo Achurra. "No fue que la dejaron morir, sino que la hicieron morir".
LA ULTIMA VOLUNTAD
Un factor determinante a la hora de la aplicación de la eutanasia es que la decisión nunca es tomada por la persona a la que se le practica.
La redacción de testamentos y documentos de última voluntad en la que una persona sana establezca por escrito su autorización a ser dejado morir si queda con muerte cerebral o estado vegetativo permanente, ha sido mencionado como una solución a este dilema.
Pero según el abogado Carlos Carrillo, en Panamá esto no sería tan fácil.
"Para mi criterio, sí es posible añadir esta voluntad en un testamento, pero yo no lo recomendaría", comenta.
Aunque una persona prevea una situación como esta, en última instancia la aplicación de esa voluntad quedaría a criterio de sus familiares o custodio legal. Además, la aplicación de la eutanasia tendría que estar respaldada con exhaustivos estudios médicos sobre si la condición vegetativa es irreversible.