¡Que hipócritas somos! Cuántos de nosotros dábamos por hecho una humillante derrota ante México el pasado miércoles en el Rommel Fernández, sin embargo, luego del empate 1-1 salimos a darnos golpes de pecho diciendo que somos los fanáticos número 1.
Pese a que no esperábamos obtener el resultado que se dio, tomamos el hecho como excusa para darle rienda suelta a nuestra diversión. Nos apoderamos de calles, bares y cantinas para hacerlos puntos de diversión, sin siquiera pensar que era a costa de algo que ni en sueños esperábamos
Antes del encuentro incluso nos atrevíamos a apostar en contra de nuestra selección. ¡Que vergüenza! Así es el panameño. Siempre dudamos de lo que somos, de lo que tenemos y de lo que podemos hacer. Jamás creemos en nosotros mismo y ese es el problema. Por norma y convicción, el panameño siente muchas veces inferioridad y es ahí donde está el problema.
Por qué sentirnos menos que los demás, si todos somos iguales. Es cierto que a veces tenemos menos facilidades, pero la carga se empareja con las cualidades motoras y físicas. En el deporte no hay enemigo pequeño y eso lo tenemos que entender cuando de apoyar a nuestras representaciones se trata.
De ahora en adelante debemos ser más positivos. Recordar que con fe y confianza las cosas pueden mejorar para bien.
Señores, empatamos. Que cosas nos da la vida. Empate, el que nadie esperaba en el hexagonal.
Había gente que no daba un real por el onceno panameño. Alguien hasta llegó a prometer tomarse el agua del hipódromo Presidente Remón, si Panamá sacaba un resultado positivo. Entonces, compadre prepare el carrizo, porque tiene una tarea muy grande.