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Vladimir Cedeño fue herido cuando intentó controlar a sus compañeros. |
Este año Pedro cumpliría 45 años de vida matrimonial junto a Corina, sus nueve hijos, cuatro de ellos varones y varios nietos, pero los disparos de una AK-47 de quien se supone debía cuidar su vida, acabaron con él.
Poco se sabe al respecto o, peor aún, muchas son las versiones; sin embargo, todas coinciden en que el cabo Juan Tenorio, quien también falleció, arremetió contra Pedro Pablo Asprilla, de 60 años, sumido en los efectos del alcohol.
Su esposa, en evidente estado de consternación, accedió a la entrevista sin disimular la amargura que dejó en su vida la partida de Pedro, sobre todo por las circunstancias en que se dio su muerte.
"Yo quiero que me pongan mi pensión de por vida a mí y a un hijo que está enfermo", decía llorando Corina, mientras argumentaba que también esperaba que se le construyera la casa que "Pedro le haría pero que como lo mataron ya no se podría".
Con relación al hecho, Rosa Elena, una de las hijas del occiso, relató que Tenorio estaba rondando su casa y cuando ella le preguntó qué pasaba, éste respondió "mandándome un disparo que casi me mata".
Lo describió "como fuera de sí y con los ojos rojos", asegurando que en Yaviza las escenas de unidades policiales ebrias no son nuevas, porque "ellos se la pasan chupando en la cantina aunque estén de turno".
El incidente la obligó a refugiarse en la casa de una vecina, junto a su madre, sin imaginar aún que un peligro mayor correrían sus demás hermanas y su padre, quienes se encontraban en su casa.
Con una fortaleza admirable, Rosa prosiguió señalando que una de sus hermanas le dijo a su papá que se agachara "que por ahí andaba el guardia", pero las piernas de Pedro empezaban a ceder ante los años y no le respondieron al momento de huir, siendo alcanzado por un balazo en la espalda y otro cerca de la clavícula.
"Ay mis hijas, me han matado", fueron las últimas palabras de Pedro, mientras un mar de sangre le servían de lecho.
A pesar de los primeros auxilios de otros policías y su rápido traslado al hospital de Yaviza, Pedro no resistió…
El difunto vivía muy cerca del cuartel y desde allí Rosa divisó cuando Julio César Tenorio discutió con el teniente Sandy Ford y le disparó, huyendo posteriormente por los alrededores, hasta escenificar el crimen.
Producto del enfrentamiento también resultó herido Vladimir Cedeño, quien es policía pero no estaba de turno, y al momento de los hechos intentó detener a Tenorio.
UN HOMBRE TRABAJADOR
Sus hijas lo califican como un hombre trabajador, honesto que supo darles el mejor de los ejemplos. De aproximadamente 1.72 metros, delgado y "piel canela", sostuvo Rosa.
Pedro jamás le buscó problemas a nadie, era tranquilo y dedicado por entero a su familia y a la religión. Trabajaba la tierra y vivía de sus sembradíos de arroz.
"A pesar de sus años, era la cabeza de esta familia y trabajaba muy duro", mencionó Elizabeth, otra de las dolientes
Nacido en Colombia, los padres de Pedro lo trajeron a los 12 años a vivir en Yaviza, y desde muy joven se unió a Corina.
Su papá no era hombre de peleas, dijo Elizabeth; sin embargo, ahora han sido cuestionadas por otras unidades sobre la posibilidad de que Pedro tuviera alguna rencilla particular con el responsable y "mi papá ni siquiera conocía a los guardias porque nunca estuvo preso".
La tarde del viernes viajó a Yaviza el director de la Policía, Carlos Barés, quien se reunió con el representante del sector, Tito Valdelamar, el corregidor, Amado Gómez y lugareños, quienes expresaron su repudio al hecho de que policías uniformados liben en las cantinas de Yaviza.
La reunión, que se extendió por más de dos horas, fue el centro de la discusión sobre la seguridad de los yavizanos a manos de agentes ebrios, o bajo los efectos de alguna otra sustancia.
Hasta ayer no habían podido realizarse las honras fúnebres de Asprilla debido a que el cajón en el que reposarían sus restos aún no había sido terminado; no obstante, su esposa aseguró que lo más seguro es que se harían hoy domingo.
Corina fue enfática en asegurar que con la muerte de Pedro "lo perdió todo", por lo que las autoridades responsablemente deberían atender de por vida sus necesidades y las de su familia a través de una pensión, aunque ello no "compense la desaparición de mi esposo...". |