A escasos dos días para que comience la cúmbre de países y banqueros del G-20 en Londres, la mira está puesta en los sistemas bancarios considerados como "Paraísos Fiscales", o refugios para el dinero de de ciudadanos norteamericanos y europeos que no desean pagar impuestos en sus países de origen.
Ya en ocasiones anteriores el país ha recibido presiones de los países de la Organización para cooperación y desarrollo económico (OCDE), con el fin de que Panamá ceda información de su centro bancario, y hasta ahora hemos sido lo suficientemente firmes como para resistir.
Pero en este momento, la situación es diferente. La crisis financiera mundial ha puesto a los líderes de naciones industrializadas a adoptar una posición de "cero tolerancia" a la evasión fiscal, y están presionando al punto que ya Suiza, Andorra y Luxemburgo, Austria y Liechtensein han cedido bajo ciertos parámetros.
Panamá ha hecho un extenso trabajo de cabildeo para evitar que en esta reunión del G20 nos incluya en una lista negra de "Paraísos Fiscales". En todo momento, debemos mantener nuestras ventajas competitivas como sistema bancario, pero también hay que tener en consideración que éste ha sido aprovechado por elementos del narcotráfico para blanquear capitales, y por delincuentes de cuello y corbata para hacerles este trabajo sucio.
Los sistemas bancarios ya mencionados, cedieron dar información en cuentas bancarias específicas, que les sean solicitadas por sus posibles vinculaciones con actividades ilícitas.
Esta posición de ceder en ciertos aspectos para poder conservar otros más importantes y estratégicos ha sido apoyada por dirigentes de nuestro sector privado. Esto nos protegería como sistema y a la vez nos serviría para purgarlo hasta cierto punto.