¡A salvo! Así se encuentran los moradores de la comunidad Quebrada Ancha, en Colón, luego que fue eliminado el peligro que corrían.
Ahora pueden caminar tranquilos porque los ayudaron a destruir un panal de abejas africanizadas que los estaban perjudicando.
VECINOS NO GRATOS
Las abejas africanas habían construido su casa en un árbol gigante, lo que ocasionaba problemas a los residentes.
Esas abejas ya habían hecho daño a varios niños del lugar y a los más adultos también.
Los moradores pidieron apoyo a una empresa privada que trabaja con la autopista para que se pudiera exterminar esas abejas.
Mario Forero, un hombre que hace esos trabajos de exterminación, es una persona voluntaria que tiene conocimientos del manejo de esas abejas, y dirigió el trabajo.
Solo dos personas en ese momento fueron picadas por las abejas, pero después todos los insectos fueron destruidos. Para tumbar el panal cortar las ramas donde estaban y luego les rociaron la sustancia química.
Los residentes estaban desesperados porque nadie los apoyaba, ya que decían que no tenían los equipos para ese trabajo, entre ellos el SINAPROC y los bomberos.
Las abejas atacan en cantidad, muy velozmente, y siguen a su víctima hasta 900 metros de su colmena o enjambre. Ese comportamiento ha provocado en América numerosas muertes de personas, incrementándose anualmente el número registrado de víctimas.