Todos los candidatos a la presidencia de la República han manifestado que van a acabar con el hambre, el desempleo, la delincuencia, y van a mejorar los salarios, el sistema de transporte, la educación, la salud, la vivienda, etc.
La pregunta del millón es "Y ¿cómo lo van hacer?". No queremos estar cantando después del 3 de mayo aquella canción de Rubén Blades que dice: "Votando en las elecciones para después comerse un clavo".
Hasta el momento, el más coherente de los programas de gobierno planteado en blanco y negro es el de la Ing. Balbina Herrera, pero ojo, no nos llevemos por la emoción, sino por la razón y por supuesto de corazón.
Tenemos que decirle a nuestro pueblo que los tres millones de panameños, no pueden ser funcionarios. Comencemos por ahí, para que no se estén haciendo falsas expectativas, de que si camino con tal o cual candidato, si gana en las elecciones me puede dar un empleo. ¡Basta ya!
Inculquemos a nuestro pueblo que todos y cada uno de nosotros podemos formar nuestra propia fuente de trabajo y además poder emplear a otros, como micros o pequeños empresarios.
El actual sistema de educación en nuestro país está diseñado para que seamos empleados de alguien y no empleadores.
Ante la ola de violencia que sigue creciendo, el Gobierno debe darle mayor apoyo a las instituciones que están desarrollando obras sociales para acabar con los bolsones de miseria en los sectores más humildes, donde la narcomafia juega con el hambre y la necesidad de nuestros jóvenes; me refiero muy particularmente a las iglesias que junto con el INADEH han venido desarrollando una alianza en materia de capacitación a jóvenes de ambos sexos y así ayudar a bajar el índice de delincuencia. No basta un policía en cada esquina con un mejor salario y mejor equipamiento para reprimir el crimen. Es necesario la acción integral, sin demagogia, sino con hechos concretos como el que estamos exponiendo. ¡Para esa gente, también hay que gobernar! ([email protected])