Todos los días vemos automóviles transitando que nos hacen preguntarnos si en verdad en este país se realiza el revisado vehicular: tienen las llantas lisas, circulan de noche con una o dos luces dañadas, las puertas no cierran bien, el cinturón de seguridad no sirve, el parabrisas está roto, las correas chillan estruendosamente, etc, etc.
Lo vemos en autos particulares, en taxis, en vehículos pesados de carga, y sobre todo, en buses.
Encima de eso, los conductores y dueños de estos vehículos sienten que con sus "habilidades al volante", pueden compensar todos los peligros implícitos en que su auto esté en estas condiciones. Pero por lo general, es cuando más "despepitados" andan.
Hablamos de las "matracas" ambulantes: transportes que dan pena por la forma que lucen, y miedo porque en cualquier momento pueden perder el control y desmandarse contra otro auto o un peatón.
Y eso que sólo estamos hablando de lo que podemos ver. Si abrimos la tapa del motor, podremos encontrarnos con los horrores ocultos, como un motor con el aceite negro (o sin aceite), el radiador con un chorrito de agua (ni coolant le echan), con los filtros hechos una porquería, y demás desastres. Ah, y sin llanta de repuesto. Estos autos son una tragedia esperando a ocurrir.
Solo veamos la desgracia del pasado sábado en el Corredor Norte. Un camión que según su conductor había perdido los frenos, embistió a toda velocidad a dos vehículos, y se incendió, matando a cuatro personas inocentes.
Recordemos que para que nos dure, lo primero que hay que proteger de un auto es el motor. Por ello, hay que cambiarle el aceite periódicamente, junto con los filtros.
Las llantas hay que chequearlas anualmente, y si los surcos de la superficie tienen menos de 2 milímetros de profundidad, ya hay que reemplazarlas. Las llantas de taxis, buses y camiones hay que revisarlas cada 6 meses, porque ruedan mucho más tiempo.
El radiador y el abanico del motor refrescan el auto y evitan su sobrecalentamiento. El primero siempre debe tener su correcto nivel de agua mezclada con coolant.
Ya dentro de la cabina, algo que nunca podemos dejar que se quede dañado es el cinturón de seguridad. Es nuestra única línea de defensa ante un accidente, ya que incluso a velocidades de 40 kilómetros por hora, un choque puede ser fatal.
Cada vez que le echemos gasolina al auto, revisemos la máquina y las llantas. Ahí nos podemos dar cuenta de qué está fallando en el vehículo. Este siempre nos da señales de que algo anda mal, antes de que colapse.