Allí estaban sentadidos y ordenaditos. Feítos, pero decentitos. Eran los nietos de Ita, la “Abuela Petra” escuchando cada uno de los cuentos que contaba en aquella tarde de Viernes Santos.
Previos a los actos de la Semana Santa en Arraiján, cada uno de los nietos se sentaba en la mejor butaca de aquella casa, donde había una paz y respeto, pues en pocos minutos se acercaba la hora que marcaba la muerte de Jesús en la Cruz.
Para muchos, la Semana Mayor es una fecha de meditación, de recuerdos y de ejemplos a tomar. Petra... aquella abuela que ya no está, decía: “Hay que respetar, hoy (Viernes Santos) es un día muy especial. No quiero que trepen árboles, porque el que lo hace se convierte en mono”.
En ese momento nadie se movía. “No quiero que vayan al río... el que va se convierte en pescado”.
Todas sus frases llevaban un mensaje. Más allá de la mutación del cuerpo en la mente de los seres humanos, iba el mensaje de respeto, amor y meditación.
Simplemente era un día o una semana para guardar respeto por lo importante que es en el sentido religioso. “Si ven una mariposa negra volar... déjenla en paz. No la asusten, pues se trata de la muerte, mejor es que se vaya sola”.
José Manuel Moreno, un Padre de Ocú, Herrera, dijo que “las costumbres responden a una época, a una mentalidad, a una forma de ver el mundo y las cosas. Claro hay costumbres recuperables, pero la mayoría no. En cuanto a la Semana Santa, aquella mentalidad que concebía todo con temor, (no comas, no bebas, no subas, no te bañes) en los días Santos, no eran realmente buenas. Se entendía que la vida con sus afanes eran contraria a Dios. Sin embargo la redención se dio en medio de lo cotidiano”.
Hay costumbres y tiempos. Quizás aparezca el padre, madre o abuelo que diga en estos días, “no juegues nintendo o gameboy... pues te conviertes en micro-chip”.
El mensaje que debe imperar es el de la meditación... aquellas etapas para reflexionar sobre lo que somos y lo que hemos sido. Ha dónde vamos y qué ejemplos sanos hemos adoptados. Moreno, aquel sacerdote de lentes delgados y contextura fina dijo: “el sentido de la Semana Santa, es hacer, anualmente, memoria salvificar (actuante) de los misterios (hechos ,) de la muerte y resurrección del Señor, por los cuales, los bautizados recibimos una vida nueva...la vida inmortal”.
Son tiempos de reflexión... quizás muchos de los hoy adultos recuerdan aquellas frases. Ita... aquella abuela que conversaba con sus nietos decía en muchas veces: “cuando se levanten, se bañan sin hablar y así recibirán la bendición de Dios”.
Los mensajes tenían su objetivo... el respeto, la meditación, la reflexión y por supuesto, el amor por el gran ejemplo que heredamos de Jesús, aquel que murió en la Cruz, para salvar a un pueblo.
“Bueno, ya los dejo... voy a poner unos clavos en cruz a ese árbol de aguacate que no quiere parir... vayan con cuidado”, dijo la abuelita que se levantaba con una mano en la cintura.