Para el encuentro ante la selección de Costa Rica muchos son los que proponen que se juegue con los cinco volantes.
Anoche en el entrenamiento vespertino - nocturno de la selección nacional de Panamá, varios colegas y técnicos analizaban cómo debe salir Panamá al césped del estadio Ricardo Saprissa.
Para mi en lo personal, Panamá debe jugar con una media cancha de talento. No tanto con los cinco volantes. Para mí el equipo debe salir con Donaldo González en la puerta.
Aparte de que tiene experiencia, es bueno en el uno contra uno.
La defensa es el sector más sólido del equipo. Luis Moreno, Anthony Torres, Felipe Baloy y Carlos Rivera, deben conformar el sector posterior. Son cuatro torres, tienen buen físico y van bien por arriba.
En el sector de volantes deben salir Juan Ramón Solís por su manejo, Gabriel Gómez por su evolución y Alberto Blanco con su liderazgo.
Ellos conformarían un bloque de mucho talento y recuperación.
El creativo sería sin lugar a dudas Julio Medina III y adelante como hombres en punta José Luis Garcés y Roberto Brown.
Esta es mi formación. Sin embargo, no puedo ocultar que me hubiese gustado ver a Luis Tejada y José Luis Garcés. Esa dupla mágica de selecciones menores, esos maestros de la improvisación, esos talentosos.
Tejada atraviesa un gran momento futbolístico en Colombia, prueba de ello lleva anotados cuatro goles en el rentado.
Pero ya no podemos hacer leña del árbol caído. El técnico Hernández no convocó a Tejada y ahora nos toca jugar con lo que tenemos.
En el terreno hay una muy buena selección, buenos jugadores y un equipo dispuesto a luchar.
Sobre el aspecto de la motivación hay que reconocer que ha trabajado muy bien el cuerpo técnico y los jugadores.
Si Panamá juega con actitud, ganas, garra, corazón, lucha, entrega y deseos de triunfo, podemos salir con los tres puntos del estadio Ricardo Saprissa.
Hay que ser positivos, hay que pensar en grande, sino para qué competir.
A veces da pena escuchar a mucha gente pensando en que Panamá va a ser goleada, de que Panamá va a perder. Para qué ese pensamiento o ¿Acaso no queremos ganar?