Los responsables de las Grandes Ligas que organizaron el primer torneo del Clásico Mundial de béisbol nunca si pudieron imaginar una final entre Cuba y Japón, pero serán ambos equipos los que hoy se disputen el título de campeones.
Tampoco era el deseo de Tommy Lasorda, uno de los Embajadores de Buena Voluntad del Clásico Mundial, que públicamente dijo que la eliminación de Estados Unidos había sido algo "muy negativo" y que no quería que Cuba ganase el título.
El deseo del ex dirigente de los Dodgers de Los Angeles y miembro del Salón de la Fama, que reconoció que como embajador no debía tener equipos favoritos, pero fue tajante cuando dijo que "no quiero que gane Cuba", depende ahora de lo que pueda hacer Japón.
Lasorda dirigió al equipo nacional de Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000 para ganar la medalla de oro, precisamente a Cuba.
La realidad, al margen de lo que pueda pensar o desear Lasorda, que irónicamente jugó pelota profesional cubana de los años cuarenta y cincuenta, es que Cuba llegó a la final por méritos propios después de haber ganado los dos partidos iniciales de la primera ronda ante Panamá (8-6, en 11 entradas) y a Holanda (11-2).
Pero fue humillado con su primera derrota por nócaut ante Puerto Rico que le ganó 12-2 en siete entradas, aunque eso no le impidió llegar a la segunda ronda.
Cuando todo parecía que la llegada de República Dominicana y Venezuela, clasificados del Grupo D, iba a ser el final para la novena cubana, el equipo antillano, ganador de tres de cuatro medallas olímpicas, 25 de 8 Copas Mundiales y nueve de 12 Copas Intercontinentales, reivindicó su condición de líder indiscutible del béisbol aficionado.
La derrota ante Puerto Rico hizo surgir todo lo enigmático de lo que podía dar de si el béisbol cubano cuando se enfrentase a los profesionales de las Grandes Ligas.
Pero llegó la segunda vuelta y ante el resurgir de los escépticos con sus teorías de dudas sobre el potencial del béisbol cubano, la novena antillana respondió con una gran victoria por 7-2 ante Venezuela, que iba a significar la eliminación del primer equipo favorito al título de campeones.
La novena antillana, dirigida por el mánager Higinio Vélez, esta lista para consolidarlo con un nuevo título que la dejase campeona de la triple corona, una marca de ensueño.
Vélez dijo que el partido contra Japón iba a ser un gran duelo dado que ambos equipos se conocían muy bien porque siempre se han enfrentado en las competiciones importantes del béisbol aficionado.
Los japoneses son el único equipo que le ganó a Cuba en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y lo hizo por 6-3 con el abridor Daisuke Matsuzaka, quien trabajo ocho entradas en blanco, y con toda seguridad será de nuevo el abridor de la novena nipona para el partido del lunes.
El mánager de Japón, que surgió con el triunfo decisivo y más importante del torneo después de haber perdido dos veces con Corea del Sur en la primera y segunda ronda, dijo que no tenía ningún problema con no salir al partido de favorito.