La novela histórica requiere de un toque mágico, es difícil contar una historia desde una perspectiva inédita. Así lo hizo, Marguerite Yourcenar con Memorias de Adriano y hoy Gloria Guardia con Lobos al anochecer. El título se corresponde con lo sucedido, los lobos tienen un sentido gregario, el cual coincide con el de los seres humanos. En Lobos al anochecer la familia de los corruptos unen las entretelas de sus malévolos intereses en una "tríada" para asesinar al presidente José Antonio Remón Cantera el 2 de enero de 1955. El diseño literario de una escritora-escritora, tal como lo es Gloria Guardia conjuga distintos matices y formas que hacen del conjunto narrativo, una obra excepcional. El suspenso es de desasosiego, la conjura, la ejecución y los resultados se dan en una acción tensa, sutil y sin escrúpulos. La trama cruda y descarnada se desarrolla con un ritmo de múltiples tiempos y voces narrativas que seducen al lector más avezado, por el vigor, energía y aliento de una prosa puntual.
El uso de los tiempos simultáneos, al estilo de Jorge Luis Borges, le dan a la narración una fluidez exuberante por los misterios, confidencias y enigmas de los actores que mueven las cuerdas malignas del poder. Allí todo es preciso como es un juego de ajedrez, nada se deja al azar. Gloria Guardia elude las inútiles narraciones que fastidian con nimios detalles. Cada tono y acento de los personajes de contrapunto hacen de la composición literaria una sinfonía de colores y sentimientos que hacen al lector participar en un drama de ambiciones laberínticas.
El erotismo, en las confesiones secretas de Ana Lorena son de antología, es fino, delicado, un torbellino de contradicciones que nos llevan a identificarnos cuando ella nos dice: "que el amor es una sutil cuerda de luz, sempiterno viaje sin orillas, que amar es conocer una embriaguez desconocida".
Recomendamos la lectura crítica de una novela que traza un hito referencial en la literatura panameña.