El pasado lunes comenzó el año lectivo 2008. Miles de estudiantes de primaria y secundaria, así como maestros y profesores han acudido a sus respectivos planteles y como ya es tradición, se han encontrado con diversas anomalías. Sin embargo, salir a protestar con el cierre de calles no nos parece correcto ya que de todos los centros educativos en todo el país un bajo porcentaje es el que presenta someras fallas.
Unos 800 mil estudiantes ocupan 4 mil 126 planteles oficiales y particulares y son atendidos por más de 35 mil docentes en este año que ha sido declarado el de las Matemáticas y el Español. Con un presupuesto de 631 millones 514 mil balboas, la matrícula de las escuelas públicas alcanza los 701 mil alumnos, en tanto que en el ámbito educativo privado la cantidad llega hasta los 107 mil.
El Estado ha asignado un presupuesto de 482 millones 300 mil balboas a la educación panameña. Para funcionamiento se ha destinado un total de 60 millones 597 mil 336 balboas que incluyen 9 millones 257 mil 216 para el mantenimiento de los centros, sobre todo para remover la fibra de vidrio a 594 escuelas, uno de las más importantes solicitudes de los padres de familia y educadores.
Además, 38 millones 497 balboas provenientes del Seguro Educativo y el Fondo de Equidad y Calidad de la Educación (FECE), con poco más de 3 millones deben servir para enfrentar las necesidades de los centros educativos que funcionan en el país.
Por su parte, el Programa de Nutrición y Salud Escolar, con un fondo de 15 millones 831 mil 521 balboas atenderá a 476 mil estudiantes de educación básica. El propio mandatario Martín Torrijos anunció que este año el plan cubrirá a un 15 por ciento de los educandos. En tanto, el Ministerio de Educación ha realizado dos concursos de nombramientos en los cuales ha seleccionado a 2 mil 673 educadores.
Con todos los recursos destinados a la educación por parte del Gobierno, no se entiende que en el primer día de clases, luego de las reparaciones pertinentes y el mantenimiento necesario, los educadores, estudiantes y padres de familia enfrenten un panorama desolador como consecuencia del vandalismo cometido por los propios miembros de la comunidad. ¿Cómo es posible que no se logre un acuerdo en la colectividad para que estos atentados contra los planteles y el sistema educativo no se lleven a cabo durante el período de vacaciones?
Tal vez sea necesario que el gobierno descentralice la educación en momentos en que la administración pública tiende a traspasar parte de su pesada carga burocrática a los municipios, para enfrentar los problemas de los colegios así como su reparación.
El gobierno, la sociedad y los medios de comunicación debemos participar en la conformación de un eficiente sistema educativo, para que al finalizar sus estudios, los jóvenes panameños se conviertan en elementos apetecibles para el mercado laboral y no como ocurre ahora que entregamos diplomas a quienes pasan a formar parte de un creciente ejército de desocupados.