Hacen pensar estudios de opinión y el sentido común, que el futuro panameño será PRD, ya que se sospecha que las cúpulas de ciertos partidos de oposición no les interesa gobernar y están perfectamente cómodas en el babilónico desembolso de B/.20,038,330.81 que por ley, terminará de repartirse en el 2009 a los partidos subsistentes. A la fecha y ninguno de los voceros de los colectivos supuestamente opuestos, ha dicho nada rescatable y no dan visos serios de unirse para enfrentarse al partido gobernante. Las matemáticas predicen que el trío opositor tendrá que participar unido, o rezar el responso por cinco años más.
El panorama indica que no moverán un dedo para obtener el poder, precisamente porque muchos de ellos son parte de él. Cualquier prueba de ácido (contable), de esas que efectúan sorpresivamente los auditores externos en las compañías, dejaría en pelotas a esta clase política con la que muchos perdemos el tiempo escuchando chorros de baba.
Aún con este débil sistema partidista que funciona en el país, podemos madurar las intenciones de nuestra democracia. Y sería bueno escarmentar a estos inhibicionistas "opositores" renunciando en masa para que por lo menos, no les toque el subsidio que proviene de nuestros impuestos. No porque seamos hijos del mal trato, sino porque ¡nos están viendo la cara de pendejos!
Panamá no puede darse el lujo de perder su tiempo político. La política es muy importante, sobre todo con la inmensidad de escollos por resolver. Con la ley electoral vigente, las famosas masas podrían castigar ejemplarmente a los partidos enmariguanados con dirigentes que se lucen tomando a los partidos políticos como si fuesen fincas feudales, que sí ganan o pierden para ellos es la misma cosa, el feudo queda y más si están subsidiados con los impuestos de los bobos que los aplaudimos enfervorecidos, ante cada bravuconada falsa.
