Los investigadores han evaluado el consumo de alcohol y probabilidad de demencia senil.
Los participantes de edades entre 65 y 84 años fueron seguidos durante tres años y medio. La investigación demostró que algunas de las personas con impedimento cognitivo que consumían una bebida alcohólica al día, normalmente vino, desarrollaron la demencia un 85% más despacio que los que nunca consumieron bebidas alcohólicas.
Según los autores, "aún no están claros los mecanismos responsables que provocan que el bajo consumo de alcohol proteja al cerebro de la aparición de la demencia; sin embargo, es posible que la organización de los vasos sanguíneos en el cerebro jueguen un papel importante para que el alcohol tenga este efecto protector.