Hubo una vez un hombre bonachón que era amado por su barrio, por ser desprendido con su gente, regalando dinero a sus allegados. Hizo canchas de fútbol, donó su salario a los más necesitados e incluso llegó a ser diputado suplente.
Quién diría que ese personaje, Pablo Escobar Gaviria, del cual se ha tejido una saga entre los más grandes carteles de la droga de Colombia, tenía un lado bueno con la comunidad de Medellín, pese a ser el directo responsable de la muerte de más de 4000 personas en la década de los 80.
No hay coctel más peligroso en el mundo como lo es la mezcla del poder político y la influencia del dinero procedente del narcotráfico. El dinero fácil generado por el peor de los vicios, que carcome a nuestra juventud, tienta a los candidatos, puesto que las largas campañas electorales requieren de mucha publicidad y esta cuesta millones de dólares para mantenerlas.
Asusta ver las reveladoras declaraciones del señor David Murcia Guzmán, considerado el "Rey de las Pirámides" financieras y fundador de un efímero emporio de 30 empresas, en donde agentes judiciales de Colombia estiman había dinero de los grupos narcotraficantes y de la guerrilla de las FARC depositado en sus arcas.
Murcia afirmó a una televisora que recibió ofertas de voceros de algunos políticos panameños, entre los que se destacan el oficialista "Bobby" Velásquez y la ingeniera Balbina Herrera. Ambos candidatos rechazaron haber recibido dinero del polémico financista, el cual estafó a 15,000 panameños y a más de 200,000 personas en Colombia.
Además, el joven financista insinuó su favoritismo hacia el representante del empresariado panameño frente a la posibilidad de que la candidata izquierdista del PRD asuma el poder en julio de este año.
La influencia del dinero del narcotráfico en la campaña política panameña es lo grave del asunto, puesto que evidencia el más bajo nivel al que ha llegado la sociedad istmeña, de comprobarse las denuncias judiciales contra David Murcia Guzmán y su negociado de más de 50 millones de dólares.
No es que defendamos la postura de los candidatos opositores que corren en pos de la Alcaldía de la Ciudad de Panamá, como lo son Miguel Antonio Bernal o Bosco Ricardo Vallarino, que exigen una investigación judicial en contra de la campaña del candidato oficialista, pero este mero hecho ya enturbia las elecciones del 3 de mayo de 2009.
Bien lo dice Bosco Vallarino, de que es posible que tengamos una "narcoalcaldía", al mejor estilo del Medellín de los ochenta.
Urge recomendar a los candidatos involucrados directamente por las declaraciones de Murcia, que expliquen bien su relación con este señor, cuando estamos a poco menos de dos meses de los comicios.
Recordemos que la Alcaldía de Panamá es el segundo puesto en importancia del país, después de la Presidencia.. El burgomaestre del periodo 2009-2014 manejará un presupuesto anual de 90 millones de dólares, un feudo que muy bien le ayudaría a proyectarse como próximo mandatario de la república.