Unos cuantos minutos de sueños al día puede evitar que las personas mayorcitas puedan sufrir un infarto.
La siesta es una costumbre muy sana que aporta enormes beneficios a nuestro organismo y nada mejor que aprovechar ahora que los nietos regresan a la escuela para adquirir este hábito tan saludable y no dejar de practicarlo durante todo el año.
No hace falta que te metas en la cama ni que le dediques mucho tiempo. Está comprobado que un sueñito de 15 a 20 minutos de duración, ya sea tumbado o sentado en un cómodo sofá, basta para aliviar tensiones, descansar, despejar la mente, aumentar la capacidad creativa y de razonamiento y coger fuerzas para el resto del día. Algunos estudios aseguran que su efecto reparador combate los radicales libres, reduce el riesgo de infarto, combate el estrés, elimina la fatiga física y mental, aumenta el rendimiento y provoca una sensación de bienestar y alarga la vida.