Los resultados de la auditoría a los Corredores Norte y Sur son para llorar. Ahora resulta que una de las empresas mexicanas ha perdido 12 millones de dólares y la otra, a pesar del gran negocio con la venta de los terrenos del aeropuerto de Paitilla y de los rellenos en Punta Pacífica, apenas ha recuperado 180 millones de dólares de los 306.4 millones de dólares que constituyen su inversión y ganancia.
Pareciera que a los panameños se nos quiere tomar de tontos, para decir lo menos. Cómo es posible que a una compañía como PYCSA a la que casi todos los gobiernos le han extendido toda clase de adendas y extensiones, ahora resulta que ha perdido plata, lo que haría casi imposible recuperar los 501 millones de dólares que representa su inversión y ganancia.
Lo que hay que investigar ahora es cómo los funcionarios que negociaron esos contratos por parte del Estado fueron tan ilusos de aceptar tasas de descuentos que hacen imposible que esas carreteras puedan algún día formar parte de los activos nacionales.
Es imposible que los panameños paguen peajes, entreguen tierras valiosas, permitan rellenos y otorguen toda clase de extensiones del plazo para completar las obras y ahora se pretenda que aceptemos de buenas a primera esos resultados.
Cada día los panameños deben pagar un promedio de 2.50 dólares para utilizar una vía rápida, que sufre de embotellamientos en sus garitas de peajes y se aprovecha de las infraestructuras de las barriadas para utilizarlas como vías de acceso. ¡La época en que se cambiaba oro por espejitos, ya pasó!