A dos años del ataque militar colombiano contra un campamento clandestino de las FARC, instalado en Ecuador, el Gobierno de Quito no olvida lo que consideró una violación territorial, aunque, por interés de ambos pueblos, intenta cerrar la herida y mirar hacia el futuro.
Ecuador confía en que Colombia nunca más vuelva a incurrir en una operación como la del 1 de marzo de 2008, cuando bombardeó, sin aviso ni permiso de sus vecinos, la zona selvática de Angostura, en la Amazonía ecuatoriana, donde la guerrilla de las FARC había instalado un campamento clandestino.
"Jamás olvidar" la agresión ha pedido el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, a sus compatriotas, aunque ha señalado también que ahora, por el interés de los pueblos, es necesario mirar hacia el futuro y tratar de recomponer plenamente la relación bilateral.
Y es que dos días después de la operación militar colombiana, Correa anunció la ruptura relaciones y emprendió una campaña internacional para denunciar la violación de la soberanía nacional.