Las principales ciudades italianas se tiñeron de amarillo en la primera huelga protagonizada por inmigrantes, quienes se inspiraron en la iniciativa francesa "Día sin inmigrantes. 24 horas sin nosotros", para reivindicar los derechos de los casi cinco millones de extranjeros que viven y trabajan en Italia.
La protesta, organizada por la asociación "Primo Marzo", contó con el apoyo de colectivos y formaciones políticas como el opositor Partido Demócrata (PD), Los Verdes o Refundación Comunista.