Calienta el sol muy temprano. Es hora de levantarse o de seguir durmiendo, dependiendo del lugar donde se esté celebrando el carnaval. Llegamos al cuarto día entre empujaderas, alegría, gritos, accidentes y muertes. La fiesta continúa hoy. La mayoría parece haber olvidado sus tragedias personales, así es el martes de carnaval en Panamá.
A pesar del gran despliegue policial a lo largo del país, la gente no hace caso ni de las señales ni de las advertencias sobre el consumo de licor y la velocidad
Aunque no se ha completado las cifras de las incidencias de este año, el panameño debe entender que el tono de la celebración debe bajar. Hay que dejar a un lado tanto licor. Ya hoy se acaba la fiesta y mañana todo vuelve a la normalidad.
En este último día no debemos caer en espectáculos bochornosos. Usted debe comportarse como un ciudadano respetuoso que solo quiere celebrar unas fiestas orden.
Ya se preparan los balances de la fiesta. Esperamos que el gasto de tres millones de balboas para organizar el festejo capitalino haya traído la cantidad de turistas extranjeros, para el menos quedar tablas en los gastos.
Ojalá que esos humildes panameños que durante cinco días soportaron día y noche en sus puestos de ventas a lo largo de la ruta del carnaval, hayan logrado una buena ganancia que les permita sobrevivir algunas semanas y sacar para los gastos correspondiente al inicio del año escolar.
Conciudadanos, el cuarto día de farsa está cantando su última nota. Entierre el carnaval usted y no deje que el carnaval lo entierre a usted. Termine la fiesta con moderación.
Esta tarde, hoy en la noche o en la mañana del Miércoles de Cenizas, cuando retorne a casa procedente del interior, hágalo sin abusar de la velocidad.