El ambiente festivo de Pristina contrastaba mucho con el temor que se sentía en el sur de Kosovo, donde las minorías étnicas viven con angustia las últimas horas antes de la proclamación oficial de la independencia, prevista para hoy.
No son sólo los estimados 100, 000 serbio-kosovares los que sienten miedo ante la inminente independencia de Kosovo.
En la región de Gora, en las montañas de Shar, cerca de la frontera con Macedonia, los alrededor de 15, 000 miembros de la minoría gorana, de religión musulmana y lengua eslava, similar al búlgaro, viven atemorizados por la incertidumbre ante el futuro.
La cafetería en el centro de la aldea de Vranishte se llenó en minutos cuando los vecinos se enteraron que había llegado un periodista extranjero.
Todos se quejan de lo mismo, como la falta de trabajo y la incertidumbre política.