Preocupación ha causado el pobre aporte que los panameños otorgan cada año en las Campaña Nacional de Cuaresma. Cada vez es menor la cifra que se recibe, lo que parece indicar que no hay dinero o que no hay dadores alegres que aporten a la obra del Señor.
En este tiempo de Cuaresma los cristianos deben ir en búsqueda de su conversión. Recuerden que Jesucristo espera un cambio permanente en la vida del hombre para poder alcanzar la vida eterna.
La Iglesia depende de los aportes de las personas para poder sufragar los gastos en materia evangelizadora, no obstante, si no se recibe son menos los panameños que podrán conocer el plan perfecto que ideó Dios para redimir a la humanidad.
Escrito está en el Antiguo Testamento que el hombre debía ofrecer la décima parte de sus riquezas de las que Dios le había prosperado. En el Nuevo Testamento, no se habla específicamente del 10%, pero sí de una ofrenda que se dé con alegría, ya sea mayor o menor a la cifra de la que se habla en el tiempo de Moisés.
Lo curioso del aporte que recibe la Iglesia Católica es que la mayoría del dinero proviene de las parroquias de sectores sumamente pobres, un acto que Dios ve con amor porque son personas que dan lo único que tienen para sustentar su obra.
Este es el tiempo preciso para dar gracias al Todopoderoso por lo que recibimos y también es el momento más extraordinario para demostrar nuestro amor al Altísimo, otorgándole una ofrenda con alegría.
El panameño debe ir eliminando ese sentimiento de fe que se recuerda de año en año. Dios quiere que hablemos con Él a través de la oración en los buenos y en los malos momentos. Él nos sabrá escuchar si lo pedimos en nombre de su hijo Jesús, pues Él es el Camino, la Verdad y la Vida.