Cada cierto tiempo se aprovecha cualquier proyecto presentado en la Asamblea Nacional de Diputados, para colar camarones, con el fin de proteger intereses particulares o introducir cortapisas a la libertad de expresión.
Los períodos cercanos a una fiesta nacional, fin de año o carnavales son los momentos propicios que algunos políticos aprovechan para introducir artículos que buscan satisfacer sus particulares intereses.
En la reforma penal que debe buscar hacer más efectiva la acción de la justicia, se han introducido propuestas para obstaculizar la labor de información de los medios y ahora se afirma que también se busca favorecer a algunos procesados y condenados allegados al gobierno de turno.
Hay que ser más serios. No se puede jugar con la paciencia de los panameños. Por ese tipo de acciones es que la ciudadanía no tiene confianza en sus políticos y provoca que ante cualquier iniciativa legislativa, la gente sospeche y se pregunte qué hay detrás.
El pueblo no es tonto. Tiene su sabiduría que le hace descubrir las cosas ocultas que hay detrás de cada propuesta, pero lo malo es que todavía hay políticos que piensan que la gente cree que los perros se amarran con longaniza.
Ojalá que la presión popular sirva para que los diputados rectifiquen lo aprobado y se logre una reforma Penal que en verdad castigue a los criminales y que no se constituya en un vehículo para ponerle cortapisas a los periodistas o para abrir rendijas que permitan el escape de funcionarios que en el pasado cometieron ilícitos y que deben asumir su responsabilidad por esos actos.