¿Quién pagara tanta agua desperdiciada?, preguntó un residente en la entrada de El Coco, mientras observaba impávido una tubería rota por una retroexcavadora que trabajaba en las obras del ensanche a la carretera interamericana.
Semejante omisión resulta inadmisible, más aún cuando hay comunidades en los puntos altos de esta ciudad que carecen con regularidad de agua y otras deben tomarla de camiones cisternas.
Lo cierto es que la ampliación de esta avenida es una necesidad inmediata dado el aumento del número de vehículos en circulación; pero, emprender un proyecto de tal magnitud sin contar con un plano o referencia de la infraestructura subterránea, es una improvisación que no debe repetirse.
Cientos de familias en Los Altos de San Francisco, Guadalupe, El Coco, Rincón Solano, Las Mañanitas y otros sectores están sufriendo los efectos da la escasez de agua, según el IDAAN, por la falta de planificación con que se ha poblado esta ciudad.
A la conducción municipal de este distrito, a lo largo de las últimas cuatro décadas, sólo le ha preocupado la venta de terrenos y la obtención de ganancias con fines económicos y electoreros.
Todavía a la fecha, la Alcaldía de La Chorrera no ha instalado su Junta de Planificación Municipal, un organismo que se encargará del ordenamiento territorial con fines urbanísticos establecido en la recién aprobada Ley de Urbanismo.
La construcción del ensanche de la Interamericana por el centro de La Chorrera altero el normal desempeño del tránsito vehicular, afectando a una población que en su mayoría viaja diariamente a la ciudad capital donde tiene su fuente de trabajo.
Este tipo de obras, aunque necesarias para el desarrollo, requiere de un plan previo de información pública para orientar a la comunidad y lograr la confianza y apoyo de la ciudadanía, en vez del rechazo y la zozobra.