Entre rosas rosadas y claves blancos fueron despedidos los cuerpos de Vielka Rodríguez y Holanda Martínez, quienes parecían que dormían un tranquilo sueño una al lado de la otra.
Su amistad las acompañó hasta el último de sus días. Ambas tenían seres que las adoraban y familias que hubieran dado la vida por ellas.
Sus honras fúnebres se realizaron en el Templo Catedral de Vida, ubicado en Vista Hermosa, que se quedó chico para la cantidad de personas que fueron a darles el último adiós.
Sus compañeros del local Grand Deli Gourmet les hicieron una calle de honor y en sus rostros reflejaban el dolor de haberlas perdido a manos de unos desalmados.
El padre de Vielka aún no se repone a la pérdida y se colocaba la mano en la cara como para atajar las lágrimas.
La familia de Holanda lloraba desconsolada. Perdieron a su niña y a un bebé que no logró nacer.
Sin embargo, este crimen no quedará impune porque sus asesinos están detenidos y se está tras la pista de uno que se supone mantiene escondida el arma homicida.
"Dios es el único que tiene la capacidad de dividir la historia y Vielka y Holanda no perdieron, ganaron porque ahora están con el Creador. Sus asesinos no tendrán paz en su tormenta".