La fiesta más esperada por los panameños, los carnavales, se acabaron con el entierro de la sardina.
Durante los cuatro días del jolgorio, gente de todas las edades se divirtieron hasta más no poder.
Los organizadores de la fiesta se encargaron de presentar lo mejor de lo mejor, como resultado de una preparación que incluía vestuarios, carros y demás detalles para que su reina se luciera.
Ayer en el último día de carnaval, los panameños disfrutaron durante el desarrollo del culecos, y en la noche bailaron hasta el amanecer.