Los últimos sondeos señalan que el 61% de los franceses votará este verano a favor de la carta Magna; aunque hace cuatro meses eran ocho puntos más. El "no" gana peso: el 39% de los encuestados se opone al texto, frente al 31% el pasado mes de octubre.
La inquietud ha hecho mella en el primer ministro galo. Jean Pierre Raffarin ha advertido que un "no" a la Constitución supondría "un terremoto capaz de paralizar a la Unión Europea".
El temor a la adhesión de Turquía o las tensiones sociales no deben contaminar el debate, ha advertido.
Un debate en pleno apogeo en España, que será el primer país en someter la ratificación del tratado a consulta popular, el 20 de febrero.
Tanto el gobierno socialista como la oposición conservadora apoyan el sí y España será el paso clave.