El stress es una reacción del organismo a un estímulo, generalmente externo, que conduce a estar demasiado en vela o estado de lucha, tenso, a la defensiva, buscando cómo superar los problemas. La tensión invade su ser y lo rodea constantemente, dañando su reserva de energía, impulsos y entusiasmo. La persona con stress se encuentra sometida a un "estiramiento del ser", como quien estira una goma hasta que se rompe. El stress la agota lentamente y la conduce a un estado de zozobra y fatiga que eventualmente produce frustración, duda de sí misma, ansiedad y depresión.
Toda persona que lucha y trabaja para superarse experimenta stress. La que vive sin ningún tipo de tensión, sin motivaciones, ni espíritu de lucha, ni deseos de superación, se aburre y cae en inercia. Este stress, que es transitorio y no hace daño realmente, es necesario e incluso bueno.
Por otro lado el stress nocivo o definitivo puede traer malas consecuencias. Investigaciones médicas han determinado que además de contribuir a la enfermedad depresiva, el stress excesivo está directamente relacionado con muchas enfermedades como dolores de cabeza, migraña, perturbaciones digestivas y otras.
Hay que cuidarse mucho del stress dañino, tener tiempos de descanso, medir las fueras, hacer lo que se puede sin exagerar y estar siempre atentos para responder debidamente a situaciones excesivas de presión.
Guarde la calma cuando tiene que confrontar a su cónyuge o a un familiar que interfieren mucho en su vida o a un compañero de trabajo que le hace la vida imposible.
Para aliviar la depresión causada por el stress continuo, los psicólogos recomiendan reposo y el reposo más profundo es con Jesús. El es el único que puede calmar y aliviar su crisis y situación depresiva, sus emociones dañadas, su cansancio y caminar gastado.
Cuando esté en un momento difícil, quédese diez o quince minutos ante el Sagrario o en su habitación leyendo la Palabra de Dios, en oración profunda con fe y Dios le calmará. Cristo es el único que le puede aliviar de su cansancio y agotamiento. Así lo ha prometido y Él es el único que jamás le fallará. No olvide que el Señor está dentro de su corazón y nunca la abandona. Sólo ¡CON DIOS USTED SERÁ INVENCIBLE!