Los kunas han mantenido algo superior al TLC con el atlántico colombiano, mucho antes que Panamá fuera República independiente. Samarios, barranquilleros y guajiros son cosa natural en el archipiélago pues por siglos han mercadeado coco, copra, pescado, mercancía seca, oro, lata y no nos consta si mariguana y coca.
De los grupos indígenas istmeños, se dice que el kuna yala es el más fuerte. Son unidos y guardan disciplina hacia sus costumbres ancestrales. Sin embargo a pesar de contar con la praxis comercial con los currumberos, algunos de sus grupos en la última década están cometiendo errores que ponen en serio peligro la vida y honra de sus congéneres.
Se comenta, que el desconocimiento de las pesas y del sistema métrico decimal en ciertos grupos furtivos kunas, está ocasionando que no se entregue el peso correcto de cierta mercancía prohibida, propiedad de narcotraficantes del país vecino y como consecuencia se han incendiado 900 viviendas en tres comunidades distintas de la reputada etnia.
Sabemos que todos los indígenas panameños tienen la facultad natural de imitar sonidos del monte y de conocer cada pulgada de su territorio. Pero desconocíamos la capacidad de los funcionarios de este gobierno que sin saber de follaje se tragan estos atentados a nuestra soberanía imitando el silencio metafísico de los cocodrilos.
Los kunas percibo yo, son el grupo humano más privilegiado y absoluto en lo que nos queda de República. La preferencia es tal, que las molas, no así ninguna otra artesanía nacional confeccionada ya sea en Monagrillo, La Pintada o el Valle de Antón, está amparada en el TLC con los gringos. Si no me cree, léase la Ley 20 del año 2,000 que contiene el régimen especial de propiedad intelectual sobre los derechos de los pueblos indígenas, que solamente favorece a los *machis.* La mola es producto distintivo de Panamá. Ningún otro, ni el sombrero pintao siquiera.
Yo admiro a los kunas, pero considero que así como han logrado mantener a raya a los gobiernos panameños y sacado a machete y bala a todo latino o angloparlante que se haya atrevido a tocar sus tierras, así mismo debieran aprenderse la balanza, para que entreguen a los colombianos el peso correcto de la supuesta harina, no vaya a ser que los quemen a todos.