El rescate de la esperanza cultural literaria en la comunidad chiricana, es un sistema que estremece los cimientos de la nueva generación y les proporciona el espíritu inspirador para incursionar por el amor a las letras.
Aunque existe un fuerte interés de la juventud por la era de la tecnología, hay quienes siguen surgiendo en los círculos de lectura, con un interés particular sobre las letras.
El escritor chiricano es parte de una tradición cultural que tiene esta provincia y que le ha dado prestigio en el país, que comenzó desde principios del siglo XIX con Francisco Calancha y su hermano Leonardo Calancha que fueron los primeros románticos que escriben poesía.
A principios del siglo XX, surge una nueva generación de escritores María Olimpia de Obaldía, Santiago Anguizola Delgado, Héctor Falcón, José Modesto Molina Gutiérrez, César Saavedra Zárate y otros más, quienes forjan ese aporte literario cultural.
Mario Molina, escritor e historiador, asegura que la mayor fuente de inspiración es la belleza del paisaje que rodea esta región chiricana y el imponente Volcán Barú, que desde cualquier parte de Chiriquí, provoca dar rienda suelta a la imaginación. Al igual que los ríos y las montañas.
En su libro "Veragua, la Tierra de Colón y de Urraca", Molina expone la historia de la colonia que se ubica en la mitad del país, que incluye la actual Veraguas, Chiriquí y Bocas del Toro.
Una mezcolanza entre la poesía, la prosa narrativa, la investigación y la historia han elevado el esfuerzo de grandes escritores chiricanos a escribir, ha dejado esta herencia cultural chiricana.