creo que, por primera vez en mi vida, mis ojos vieron a un sacerdote católico bailando merengue y salsa (letra religiosa) con tantas ganas, entusiasmo y remeneos como lo hacen los adolescentes, de hoy día.
En esos momentos me di cuenta de lo que significa hacer verdaderamente feliz a otras personas; porque estoy seguro que el padre Reinaldo Karamañitis lo hacía con el sano propósito de contagiar a decenas de muchachos y muchachas que estaban a su alrededor, que llegaban a la misa campal que ponía fin al Vigésimo Sexto Encuentro de Renovación Juvenil.
MOTIVACION
Les cuento, que hasta “yo” sin darme cuenta, estaba bailando. Quizás el padre Reinaldo, también logró motivarme. Por eso es loable la labor que realizan todos los sacerdotes en estos encuentros: no solamente con la palabra, sino con buenas y sanas acciones vivifican el espíritu de miles de jóvenes del país.
Todos y todas querían bailar alrededor del padre Reinaldo; ellas queriendo ser su pareja; y ellos queriendo sacar mejor piquete que “El cura bailador”. Luego el sacerdote dejó solo a los jóvenes con el baile; porque fue a la procesión de entrada con sus colegas y los obispos que oficiarían la misa de despedida del XXVI Encuentro de Renovación Juvenil.
Todas las jovencitas que bailaron con el padre Reinaldo, podrán contar a sus hijos en el futuro: “yo baile salsa con un sacerdote en el XXVI Encuentro en Chitré”.