Internas del Centro de Reclusión Femenino de Natá, se negaron a ingerir alimentos, aduciendo que la comida que les preparaban era de mala calidad y por ende algunas de las detenidas estaban sufriendo de enfermedades gastrointestinales.
En la protesta realizada la semana pasada, también denunciaron que las infraestructuras de la penitenciaría estaban en pésimas condiciones, lo que atenta contra la salud y seguridad de las reclusas.
El gobernador de la provincia, profesor Darío Fernández, en compañía de funcionarios del Ministerio de la Familia, la Universidad Tecnológica de Coclé y el mayor jefe de la zona de Policía, Jorge Espinosa, realizaron una inspección al centro de reclusión, encontrándose con una población de alrededor de 39 mujeres que en su mayoría provienen de la provincia de Veraguas.
Pudieron percatarse que las denuncias están bien fundamentadas en gran parte, al comprobarse que al parecer, durante estos últimos años no se ha hecho nada por mejorar estas instalaciones, el drenaje de las aguas servidas no reúne ni el más mínimo acondicionamiento sanitario, ya que caen en una laguna adyacente al edificio de las celdas, convirtiéndose en un gran criadero de mosquitos y otras alimañas.
Además, durante el invierno se desbordan estas aguan negras, inundando parte de las celdas de las reclusas; algunas internas manifestaron que no se les permite salir al patio y por esta causa, algunas presentan dolencias de artritis; las instalaciones eléctricas están obsoletas, así como las camas, cuyos colchones están muy deteriorados; en fin tanto las celdas como las instalaciones de los propios custodios, están en pésimas condiciones.
El gobernador Fernández ínformó que ha impartido órdenes para mejorar esta situación.