Madonna y Guy Ritchie han decidido, pese a estar divorciados, mantener una relación lo más cordial posible por el bien de sus hijos. El director de cine se ha trasladado a Nueva York para ultimar el rodaje de su película sobre Sherlock Holmes, ciudad en la que la diva del pop tiene fijada de momento su residencia. David y Rocco reparten así su tiempo entre sus progenitores, disfrutando de la ventaja que supone tenerle más cerca.
Cada semana tienen una cita obligada en el centro de la cábala, al que acuden con su madre, fiel seguidora de esta doctrina, aunque es su padre el que les recoge a la salida para dar un paseo por la Gran Manzana. Hace poco, Ritchie organizó un plan más invernal para los pequeños a los que llevó a Nueva Jersey para que disfrutaran de la nieve.
Rocco, el más grande, demostró su arte deslizándose por las pistas.