La vitamina D, que se encuentra en el pescado y que el cuerpo produce con la exposición al sol, puede ayudar a postergar el deterioro mental que acompaña a la vejez.
El estudio encontró un vínculo entre el deterioro cognitivo y la demencia. Esa es la conclusión de un estudio llevado a cabo por científicos británicos y estadounidenses, con 2.000 adultos de 65 años y más.
Los científicos señalan en el Journal of Geriatric Psychology and Neurology (Revista de Psicología y Neurología Geriátrica) que la importancia de este hallazgo es que, por primera vez, se logra vincular a ambos factores.
Los investigadores descubrieron que los ancianos con los menores niveles de vitamina D mostraron el doble de riesgo de tener deterioro cognitivo que los que tenían los niveles más altos.
MENOS VITAMINA, MAS IMPEDIMENTOS
El nuevo estudio, que analizó las capacidades cognitivas y de comprensión, demostró que a medida que disminuían los niveles de vitamina D, aumentaban los niveles de impedimentos cognitivos.
Una fuente importante de vitamina D es el sol, pero la gente mayor no la absorbe fácilmente. Además, los investigadores lograron por primera vez establecer un vínculo entre las funciones cognitivas y la demencia.
Es decir, la gente con deterioro en sus funciones cognitivas mostró más probabilidades de desarrollar demencia.
"Éste es el primer estudio a gran escala que logra identificar una relación entre la vitamina D y el deterioro cognitivo en la edad avanzada", afirma el doctor Iain Lang, de la Facultad de Medicina Península.
"La demencia es un problema creciente para los servicios de salud de todo el mundo y la gente con impedimentos cognitivos está en mayor riesgo de desarrollar demencia", agrega.
"Por eso, uno de los desafíos más importantes para los servicios de salud es identificar nuevas formas de reducir los niveles de demencia", expresó el investigador.
La vitamina D es un compuesto importante para mantener un buen estado de los huesos, para la absorción de calcio y fósforo y para ayudar al buen funcionamiento del sistema inmune.
En el ser humano, la vitamina D surge de tres fuentes principales: la exposición al sol, alimentos como pescado graso y productos que han sido fortificados con vitamina D (por ejemplo, la leche, cereales y bebidas de soya).
DIFICIL ABSORCION
Sin embargo, un problema que enfrentan los ancianos es que la capacidad de su piel para absorber vitamina D de los rayos solares disminuye a medida que el cuerpo envejece.
Es por eso que esas personas deben obtener esta vitamina de otras fuentes.
En los países con poco sol se les podría ofrecer a los ancianos suplementos de vitamina D. Pero una forma de solucionarlo, explica el experto, podría ser ofreciendo a los adultos mayores suplementos de esta vitamina.