La recia estación seca, que azota a todo el país, empieza a desmejorar los cultivos agrícolas, sobre todo aquellos que no utilizan los sistemas de riego, así lo indicó Isidro Ortiz, productor de subsistencia.
Hay preocupación en los productores que utilizan el sistema rudimentario de rosas o mentes porque generalmente para estas fechas, los cultivos aún se mantenían verdes o en su última etapa de floración, pero con los fuertes vientos y el sol, dejó a muchos sembradíos sin cuajar, lo que ha dejado serias pérdidas.
Esta situación ha sido notoria en la parte del arco seco que abarca una parte del distrito de Santiago, con menor intensidad en los daños en los distritos de Mariato, Río de Jesús y Soná, donde aún caen lluvias esporádicas.
El fuerte sol quemó algunos cultivos como maíz, frijoles de bejuco, arrozales, en varios sectores secos donde el calor domina a la vegetación, secando rápidamente la tierra.
Entre los cultivos seriamente dañados por la fuerte sequía en los sectores altos de la provincia de Veraguas están los de subsistencia como maizales, tomates, sorgo, ají, plátanos, repollos, entre otros.
Los niveles de agua de las quebradas y ríos en Veraguas, que pudieran ser utilizados para el sistema de riego a los cultivos de sobrevivencia, también están en peligro, porque en poco tiempo las fuentes de agua se secarán.
Estos hechos preocupan también a otros productores como los de sandía, melones, tomates, frijoles y otros productos por el calentamiento de la tierra y la resequedad de la misma; al igual que el no tener información por parte de las autoridades del Ministerio de Desarrollo Agropecuaria sobre las medidas de contingencia que se adoptarían para el sistema de regadío en los cultivos.
Algunos productores de la región veragüense sostienen que a la velocidad con que la tierra se está secando, las autoridades gubernamentales ya debieron haber represado algunos ríos importantes de esta región como el Santa María, en Santiago; San Pablo, en Soná; Río Negro, en Mariato, Quebro, Arenas, Tabasará, para mantener agua suficiente en caso necesario para enfrentar la inclemente estación seca.