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RESCATE DEL OLVIDO
Conociendo a Jaime de Saavedra

José Morales Vásquez. | Investigador de Arte/[email protected]

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Imagen de Cristo sobrecogedora, famoso trabajo de Velásquez, para hablarnos de Dios Crucificado.

"WE ARE CHILDREN OF GOD". Por: Briseida María Saavedra.

El artista se detiene con frecuencia ante el Cristo de Velásquez del Museo del Prado. Se cuenta que Velásquez se sentía impotente ante el rostro de Jesucristo, y resolvió dejar caer los cabellos sobre la mitad del rostro inclinado y la otra aparece imprecisa en sombras tenues de sufrimiento de muerte.

Continuamos con la parte final del artículo "WE ARE CHILDREN OF GOD". Domina esta pintura todo el ámbito de la sala y llega hasta lo profundo.

Imagen de Cristo sobrecogedora, famoso trabajo de Velásquez, para hablarnos de Dios Crucificado. Pareciérame que a pesar de la muerte anunciada en la cabeza inclinada sobre el pecho, tuviese energía que trasciende hacia nosotros.

En la historia del arte hay infinidad de muestras, todas muy notables e inspiradoras, que nos hablan del sufrimiento de Cristo hecho hombre en aquel momento final de su vida terrenal.

Están, además, aquellos imagineros religiosos cuyas obras llenaban y llenan los templos. "Ir hacia la Luz" es monumento escultórico dedicado a los estudiosos universitarios que señalan la meta por los distintos caminos de la vida. Buscar dentro de su oficio y gracias a su oficio un conocimiento superior al mismo tiempo que una transformación profunda de sí mismo. Camino que vincula la obra del hombre con Dios. Dios dirige a sus artistas, como a Él le parece, en variados estilos estéticos.

Al artista que nos ocupa le interesa la vida de seres comunes que viven en el anonimato, para hablar de ellos y además siente predilección por los temas sagrados.

Asoma una condición mística en su vida mundana de divertirse con buenos amigos y salir a ver el mundo. Su catálogo de obras están llenos de temas simbólicos de la cultura española peninsular: La Celestina, la Tonta de la Peseta, Don Juan..

La Navidad lo hace vibrar con gran euforia cristiana. El sufrimiento de Cristo en los momentos de la Cruz, lo perturba demasiado y se siente impotente para realizar un trabajo semejante. Busca el rostro sufriente de Cristo en cualquier lugar. En el bar con los amigos, ensaya en servilletas de papel, que guarda en los archivos. Pero ningún intento le satisface.. Promete a su esposa, de regalo, un trabajo que responda a lo que se propone a través del arte.

El artista se detiene insistentemente ante el Cristo de Velásquez del Museo del Prado. Su vida terrenal se resuelve entre Panamá, y España: La puerta de entrada a Europa, señalada así en la cultura grecolatina. Se siente peregrino espiritual por la ruta de Santiago y por tal apreció entre sus logros la Venera o la Concha del Premio.

Jaime de Saavedra, así firma el artista, por voluntad de Dios, termina su caminar en un amanecer de un día soleado de verano panameño entre las sábanas blancas de hospital. Momento íntimo dedicado a su padre y a su madre. Respuestas del cielo a tanta oración. Respuesta que su madre, de llanto, no entendía con acierto. ¿Por qué?.. ¿Por qué? ¡Como el Crucificado! Me explica: Su cuerpo yacía en el lecho con los brazos extendidos hacia fuera a ambos lados; su rostro perfilado inclinado levemente hacia atrás; los ojos de martirio perdidos hacia arriba; la boca entreabierta con un rictus de dolor.. Asfixia.. iEmbolia pulmonar! iComo el Crucificado! Me explica-Pero faltaba algo más..Al poco tiempo del suceso, el Cristo de la Cruz del templo de nuestra parroquia, se diría ciertamente que "los llamó" al uno, el padre; y a la otra, la madre, devota frecuente del crucificado. Momento contemplativo compartido en intimidad de dos: ¿A quién se te parece? Pregunta ella.. ¡a Jaime!.. ¡Exacto! ¡A Jaime!

Sabes lo que hemos visto.. Me anuncia sorprendida. ¡Como el Crucificado! ¡Ah, Dios de maravilla! Responde de esa manera a la tristeza del padre y de la madre. Al artista lo conozco en sus andanzas y afanes. Le regaló la cortesía de su rostro y su imagen de crucificado sufriente, tal como aparecía en aquel templo cercano.

"We are children of God", se oye decir a los anglosajones cristianos. Buscar a Dios en su divina grandeza, como los niños de sencillez natural es la condición espiritual perfecta.

El adiós

Jaime de Saavedra, así firma el artista, por voluntad de Dios, termina su caminar en un amanecer de un día soleado de verano panameño entre las sábanas blancas de hospital.

 


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