Árbol que crece torcido, jamás sus ramas enderezan". Tal vez este refrán no es tan cierto como parece. En nuestra vida diaria es muy común ver a niños que desde pequeños, dan muestras de ser jóvenes problemáticos, que en ocasiones terminan siendo ladrones o asesinos. Sin embargo, la historia de estas personas no está escrita en piedra, porque siempre existe la esperanza de un cambio.
TESTIMONIO
"Tito", es un muchacho de barrio, que aceptó conversar con "Crítica", sobre su vida delincuencial, que se inició a los 12 años, con asaltos a las "tiendas de los chinos", donde con pistola de juguete en mano, lograba sustraer algunos dólares, para comprar ropa, zapatillas y darse otros gustos.
Cuando cumplió 15 años, ya formaba parte de una pandilla, que iba a los centros comerciales a asaltar, para obtener dinero, que invertía en licor y drogas.
A los 20 años, ya había baleado a varios sujetos que trataban de ser mejor que él en su barrio.
Al preguntarle si había cometido un homicidio, bajó la cabeza y nos dijo que si hubiera sido necesario lo hubiera hecho.
Su vida de adolescente, la pasó entre balas, drogas y licor. A algunas de sus novias, le gustaba esa vida de "fama", con una de ellas tuvo una hija que actualmente está en el interior del país. Esta mujer me dejó porque no aguantó tanta violencia, expresó con nostalgia.
"A los 21 años caí preso por robo a mano armada, pero allá en la cárcel, hay que ser fuerte para aguantar como hombre". No fui de los más tranquilos, pero conocí a "El Tony", un hombre de Dios, que me ayudó a leer la Biblia y que me enseñó a saber el valor que tiene la vida.
Pasé cinco años en prisión, pero al salir me esperaba lo peor, porque nadie podía creer que había cambiado. Durante su adolescencia tuvo tiempo para aprender algo de ebanistería, junto a un familiar. Pero una persona le dio la oportunidad de trabajar haciendo muebles y otros "camarones", permitidos por la ley.
Poco a poco fue ahorrando y sin dejar de tener fe en Dios, actualmente tiene un humilde taller en donde no falta la estampilla del santo de su devoción.
Esta es sólo una, de las vidas que han logrado salir de las garras de la delincuencia, pero hay más historias de salvación, todas ligadas a valorar la vida y en la fe divina.
Para Ramón Alemán, director de Instituto de Estudios Interdisciplinarios del Ministerio de la Juventud, la Niñez, la Mujer y la Familia, lo primero que tiene que entender un adolescente es que vale como persona y olvidar el prototipo de que "nacieron para ser maleantes".
El funcionario advierte que los jóvenes van evolucionando poco a poco y que muchos de estos muchachos que infringen la ley, cuando tienen de 13 a 17 años, cambian para bien cuando maduran y quieren hacer una familia.
También existen muchos casos de jóvenes que están muy "maleados" y que están metidos muy adentro de las bandas y las drogas, y aunque la vida les brinde varias oportunidades, las pierden.
El funcionario aseguró que se tiene entre los próximos proyectos realizar un cambio en las programas de reeducación de sus conductas, para hacerlos más acordes a la realidad nacional.
Desde hace varios años ha existido el programa "Padrino Empresario". Alemán explicó que en sus inicios este programa era para los hermanos y familiares cercanos de los adolescentes con problemas, para evitar que estos siguieran los pasos equivocados.
Eran trabajos de medio tiempo y donde se buscaba que el empleador fuera un padrino que estuviera pendiente de las costumbres del muchacho. Este programa ha tenido sus altos y bajos, porque es comprensible que algunas empresas privadas tengan algunos inquietudes.
Sin embargo, actualmente se coordina con algunas empresas para dar un mayor empuje a este programa, enfatizó Lima.