La periodista me dijo hace meses que "este no será un Gobierno muy distinto a los otros... pero sí más divertido". Ahora yo le agrego que en seis meses, la administración Martinelli marcha como aquella procesión: dos pasos para adelante y uno para atrás. No quiero indicar que lo que "hacen con las manos, lo dañan con los pies"...
Entre las actividades positivas están varias, como los cien balboas a ancianos de más de setenta sin jubilación. Añada el mayor salario mínimo en años, bonos para comprar uniformes y útiles escolares. También el Metro y el Metro Bus, que tienen hasta ruta.
A más de un panameño le cayó bien que los "cocotudos vayan a la cárcel si "metieron la mano"... aunque después algunos salgan con fianza.
No regalarle plata a los obreros bananeros que no supieron administrar sus fincas, para mí es buen ejemplo. No me gustó que Martín diera cuatro millones a ellos, cuando hay miles más en el país que no recibieron un centavo.
Eliminar el cáncer urbanístico de Curundú, es algo que debió hacerse hace treinta años. El ex ministro de Vivienda de esa época, "Fito" Duque, me lo dijo en una entrevista periodística.
Sugiero que entre los modernos edificios, dejen un área para convertirla en Museo de la Vivienda panameña. Así las nuevas generaciones conocerían la miseria en que vivieron muchos compatriotas.
Acabar el relajo de las prórrogas para taxistas, que no pintaron sus taxis de amarillo, fue un mensaje de autoridad (lo mismo que el famoso golpe de mazo en Amador).
Entre las acciones poco afortunadas del gobierno del Cambio están los "espectáculos" de la elección de magistrados de la Corte Suprema, nombramiento de la Contraloría (entró como si fuera una "nazi"), el avión "fantasma" del mandatario. (Y lo de la Procuradora).
Añada acciones de nepotismo en nombrar parientes y amigos políticos, actuar como si el Gobierno fuera un Supermercado, las famosas contrataciones sin licitación (incluso a favor de parientes).
Fallas notorias están en la Seguridad. Aunque el jefe de la Policía le eche la culpa a los periodistas por publicar noticias de los muertos, no se ha podido controlar la delincuencia.
La canasta básica no ha bajado y el costo de la vida sube.
Sin lugar a dudas, el peor funcionario ha sido el Alcalde de la capital, famoso por sus ocurrencias.
Y la basura sigue siendo un problema, no solamente aquí sino en el interior.
Otros temen que el Gobierno, al reformar la ley electoral, quiera convertirse en una "dictadura civil".