La ciudadela prehispánica de Tiahuanaco recuperó de nuevo el esplendor de su antiguo imperio con la ceremonia en la que el aimara Evo Morales se convirtió por segunda vez en el líder político y espiritual de los pueblos indígenas.
El centro ceremonial al que los pueblos ancestrales acudían para recibir la sabiduría de la Pachamama (la Madre Tierra andina) y tomar energía para seguir un buen camino volvió a relucir espléndido hoy, cuando Morales apareció en la puerta de Kalasasaya y recibió los bastones de mando indígenas.
El "dios Sol" no abandonó, como ya ocurrió en 2006 en su primera investidura, al primer presidente indígena de Bolivia y lució radiante en la ceremonia en la que Evo Morales estuvo acompañado por una centenaria sacerdotisa aimara.