Las conversaciones sobre una alianza entre los partidos Panameñista y Vanguardia Moral de la Patria, cuyos candidatos están en penúltimo y último lugar en las encuestas de opinón- se desmoronaron más rápido de lo que comenzaron.
Guillermo Endara, argumentando falta de respeto de sus interlocutores panameñistas, aseguró que continuará su campaña como cabeza de nómina.
Con esto se le cierra una puerta más al Partido Panameñista y a su Presidente candidato Juan Carlos Varela, agravando más su situación. Y no nos referimos a sus posibilidades de ganar las elecciones del 3 de mayo de 2009, sino a sus perspectivas de mantener unido y con vida a uno de los partidos más emblemáticos y trascendentes de nuestra historia política.
Varela se encuentra ante un camino que se bifurca en dos vías: seguir adelante como candidato sin alianza y perder (perdiendo también el liderazgo de su partido a corto o mediano plazo, porque de seguro será culpado por una segunda derrota electoral seguida); o buscar su integración en una alianza opositora única que significaría una victoria sobre el PRD, a menos que ocurra algo extraordinario.
Los partidos políticos, como todas las organizaciones con décadas de existencia, viven épocas doradas y tiempos oscuros.
El propio partido gobernante tuvo que pasar por un período de reorganización y depuración a inicios de la década pasada que lo llevó a un triunfo electoral cuatro años y medio después de la invasión.
Lamentablemente para los panameñistas, desde mayo de 2004 han estado "en temporada baja". Pero en algún momento hay que salir de ella, y le toca a la dirigencia del partido decidir si se van solos al abismo, o se tragan su orgullo por el bien de su membresía.