El 43ª presidente de Estados Unidos, George Walker Bush, deberá lidiar con cinco grandes frentes de incertidumbre global.
Entre los problemas más graves está la estabilización de Irak, en donde EE.UU. mantiene tropas y será clave la realización de elecciones democráticas en el país árabe, para democratizar la zona del Golfo Pérsico.
También es prioridad el proceso de paz en Oriente Medio, entre Israel y los Palestinos; la crisis de desarrollo nuclear en Irán, la amenaza atómica en Norcorea y, finalmente, la normalización de las relaciones con Francia y Alemania, países que rechazan la invasión a Irak.
Según Alejandro Pintamalli, analista de Radio Netherland, Bush relega a un segundo plano las relaciones con América Latina. Pese a las amenazas contra Cuba y Venezuela, la agenda republicana no piensa ir más allá de las ya trazadas relaciones comerciales con Centroamérica y acercarse al grupo andino.