domingo 18 de enero de 2009

 

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RESCATE DEL OLVIDO: SILVANO LORA (Q.E.P.D)
La pintura popular en Panamá

José Morales Vásquez. ([email protected]) | Investigador de Arte

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Cantina "Radio-San Franciso", del pintor Camargo.

Silvano Lora fue un extraordinario ser humano. Nacido en la República Dominicana, pero ciudadano libertario del mundo. Vivió en Panamá algunos años cuando fue extrañado de su tierra, por eso tuvimos el honor de conocerlo y tratarlo. Magnífico pintor y creador, pero mejor luchador infatigable, siempre comprometido con la causa de la justicia social y política. Los panameños tenemos una deuda de compromiso y agradecimiento a su memoria, por el respaldo que nos brindó en todos los foros posibles, cuando se produjo la invasión norteamericana de 1989, que ellos -los dominicanos sufrieron también en 1965.

Como homenaje al maestro Lora y por saber que siempre incursionó en las vertientes populares, Rescate del Olvido recoge el trabajo que nos dejó y que tituló "La pintura popular en Panamá" ahora que existen buses en Inglaterra pintados por panameños y que aún circulan los "Diablos Rojos" en las calles de Panamá, como también se innovó con las pinturas populares ejecutadas por profesionales en el 2005, en los carritos de venta de los tropicales "raspao's", destacamos en Silvano al hombre que hizo de su vida una lucha a favor del ideal y que fue una especie de Quijote de la cultura indoamericana. LG.S.S.

Dice Silvano Lora en la Revista Lotería Abril y Mayo de 1973 lo siguiente:

No es necesario descender a los bajos fondos de las cantinas y los prostíbulos para notar este fenómeno cultural. Basta un simple paseo por la avenida central, o tomar uno de los autobuses de cualquiera de las líneas que surcan la capital o cubren el territorio nacional para percatarse de que rutilantes panoramas cubren los muros y saltan a la vista los temas más extraordinarios con colores incendiarios o apaciguantes tonalidades. Esta manifestación de la plástica panameña constituye una categoría particular de la cultura popular, una parcela bien caracterizada de la cultura nacional.

La pintura popular se define por su práctica misma: está producida por el pueblo mismo. El ejecutante no ha sido formado en escuelas especializadas, si no que se han nutrido de la cultura Viva, Crítica en Línea producida y comprendida por hombres de su misma clase. La pintura popular, por otra parte, es consumida por el pueblo mismo, no por grupos extraños a la masa, el interés cuyas fuentes principales de satisfacción estética se encuentra en las galerías, los museos o los salones de los coleccionistas, lejanos de las carnicerías y las panaderías.

Además este arte es valorado por un público popular al cual tiene acceso. Su lenguaje es comprendido y en su función se ejercitan las facultades críticas y creadoras. Pero el elemento principal y definitorio de la pintura popular es su carácter público. Este aspecto, que caracterizó el arte de todo los tiempos hasta que en la época moderna se convirtió en objeto de cambio, es el rasgo más positivo de la pintura popular.

La pintura popular en Panamá tiene su vida propia. Se produce con gran profusión e irrumpe en la plástica nacional.

Nos preocupa la falta de trabajos teóricos, la inexplicable inexistencia de textos escritos que testimonien sobre esta pintura. Lo que ocurre con frecuencia con culturas del pasado vienen aconteciendo aquí frente a un fenómeno cultural vivo: Raros relatos o descripción de la pintura popular hemos podido localizar. Son los pintores mismos que a punta de pincel van contando sus propias vidas, reflejando su manera de valorar sus actos sociales, sentando reglas, usos y costumbres. Esta pintura contiene el germen de la corriente muralista que auspiciaron los grandes de la pintura mexicana con la desventaja de la politización, y guardando las proporciones reconociendo lo que significó la revolución para la pintura mexicana, pero estamos llenos de optimismo cuando pensamos que tenemos aquí un núcleo de artistas dispuestos a encaminarse por esta vía. En la que no hay dudas es en su carácter eminentemente popular y de su valor innegable.

La obra puede catalogarse de popular cuando corresponde a una auténtica necesidad interna, cuando comporta sus propios elementos formales y estilísticos, cuando producida por elementos surgidos del seno del pueblo mismo, intervengan sus facultades de libre crítica y libre selección y una relativa autonomía de los medios técnicos.

La producción se desprende de una experiencia y una práctica social que se conjuga como una necesidad de encontrar el goce de un equilibrio emocional, la afirmación de los valores humanos.

DETALLE
No es necesario descender a los bajos fondos de las cantinas y los prostíbulos para notar este fenómeno cultural. Basta un simple paseo por la avenida central para percatarse de que rutilantes panoramas cubren los muros y saltan a la vista los temas más extraordinarios con colores incendiarios o apaciguantes tonalidades.

 

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