Las paradas de Miguel Angel Moyá y una genialidad del argentino Ariel el "Caño" Ibagaza fulminaron al mejor Real Madrid de la temporada, que brilló en su juego pero echó de menos su pegada letal para aumentar a quince años su mal fario copero.
El Real Madrid suspendió, una temporada más, su asignatura pendiente, la Copa del Rey. El equipo de Bernd Schuster fue víctima de su propia medicina. Se topó con un portero que emuló los milagros de Iker Casillas y perdonó un arsenal de ocasiones para dejar de soñar con el triplete a las primeras de cambio.
Y eso que el conjunto madridista firmó uno de sus mejores partidos de la temporada, pero se topó con Gregorio Manzano, un técnico que tiene tomado el pulso a la competición del ko. Soportó el vendaval de fútbol blanco de la primera mitad. No se descompuso pese a mostrar un Real Mallorca desconocido, miedoso, que apenas cruzó el medio campo. Y mató en el momento clave del duelo.
Todas las miradas se dirigieron de inicio al colegiado del partido. Luis Medina Cantalejo debía capear el temporal tras las quejas de Manzano. "Tendremos que luchar contra dos rivales" dijo fruto de la desesperación por numerosos errores arbitrales en su contra, los últimos en el partido de ida. La reacción de Bernd Schuster, amigo de quejas arbitrales, no hizo más que incrementar la presión y el partido comenzó con polémica. Al final, Medina estuvo firme, acertó y el diálogo le ayudó a superar el partido.