Con motivo de celebrar hoy el Día Mundial de las Misiones, la Fundación Pro-Fe en un gesto solidario comparte, a través de este medio, la reflexión que nos dejara su Santidad Juan Pablo II, en este Día tan especial para todos los Misioneros.
LA ACTIVIDAD MISIONERA
Frente a esta carencia objetiva, la Iglesia no se puede quedar cruzada de brazos, ignorando las necesidades de tantos millones de hermanos que esperan el anuncio del mensaje de salvación. "Dios quiere -nos recuerda San Pablo que todos los hombres se salven y lleguen a conocer la verdad.
El mandato hecho por Cristo resucitado a sus discípulos: "Id y predicad..." estableciendo cuidadosamente la imagen y la función de la iglesia peregrina, expresa el dinamismo misionero, vinculado intrínsecamente a su propia naturaleza. La Iglesia, impulsada incesantemente por el Espíritu, es "enviada" perennemente a los hombres para translimitares la fuente inagotable de agua Viva, Crítica en Línea que mana de la palabra y de la obra del Señor.
La evangelización, es decir la actividad misionera perteneces, pues, a la vocación específica de la Iglesia, la cual respetando siempre la libertad, va al encuentro de los hombres de nuestro tiempo que todavía <> (Lc. 1, 79), puede decirse incluso que la Iglesia es la misión encarnada.
No sin razón afirma explícitamente el concilio: "La Iglesia peregrinante es, por su naturaleza, misionera, puesto que toma su origen de la misión del Hijo y de la misión del Espíritu Santo, según el propósito de Dios Padre.
Depositaría de la buena noticia, la Iglesia, al igual que no puede dejar de hablar, debe necesariamente seguir enviando, hoy en la misma medida de ayer, a apóstoles y misioneros, que sepan anunciar a los hombres la salvación transcendente y liberadora, preparándolos con fidelidad plena al Espíritu-para el conocimiento de la verdad.