Como panameño lo que dijeron me ardió en lo más profundo de mi alma. Fueron mis compañeros de estudios de Sociología en Chile y uno de sus profesores izquierdistas, los que me ofendieron. Aunque hayan pasado casi treinta y ocho años, los recuerdos volvieron intensos a mi mente, cuando supe de la muerte del ex dictador chileno Augusto Pinochet.
Pero no me quedé callado y aunque fuera un alumno de sociología dije una gran verdad. Estoy seguro que los que se burlaron de mi país y mi persona, recordarían lo ocurrido menos de cinco años más tarde.
Resulta que en Panamá se había dado un golpe militar para tumbar al presidente electo Dr. Arnulfo Arias Madrid.
En el salón algunos compañeros me dieron "el pésame" por lo sucedido, aguantando sus risitas de burlas.
Durante la clase surgió el tema del militarismo. Por supuesto que Panamá era el ejemplo de países donde los militares hacían lo que les daba la gana.
Yo señalé que era la primera vez que ocurría eso. Indiqué que el militarismo estaba siendo promovido por Estados Unidos en Latinoamérica, como una fórmula para evitar gobiernos comunistas a favor de Fidel.
Entonces surgió la gran mentira histórica que los chilenos alentaban, porque se consideraban el país "más democrático de América.
"Aquí en Chile no puede ocurrir un golpe militar, porque el Ejército es respetuoso de la Constitución y la Democracia", indicaron varios, incluyendo al flamante profesor con doctorado en Sociología de Polonia.
Ante la burla de todos, a mi mente vino una respuesta sociológica que se convertiría años después en realidad.
Me levanté y con voz adolorida dije: "No comprendo como sociólogos pueden decir que un hecho social nunca sucederá en un país. Uds. Saben muy bien que las circunstancias cambian en los países".
Volvieron las risitas y alguien gritó que "déjenlo, que solamente está defendiendo su paisito manejado por los militares y no sabe la historia de Chile".
Cuando Pinochet derrocó al gobierno socialista de Allende, incluso lanzando bombardeo aéreo sobre el Palacio Presidencial, me sentí reivindicado por la historia.
Mis palabras fueron proféticas. En menos de cinco años cambiaron las circunstancias socio políticas en Chile. Y ocurrió el más sangriento y cruel golpe militar.
Todavía están abiertas las heridas en Chile. Estoy seguro que ni la muerte del general Pinochet podrán cerrarlas.